Bourdieu, el Poder simbólico y la dominación

Ante gobiernos que toman decisiones drásticas, que eliminan derechos conquistados a diestra y siniestra, nada como volver a los clásicos. Pierre Bourdieu falleció en 2002 pero nos legó, para siempre, una teoría que funciona como lupa ante estos hechos. Volver a los clásicos para estudiar la actualidad

OPINIÓN

Camila Lattes

4/30/20242 min read

En una sociedad donde el silencio es la norma y la moneda de cambio, las palabras de Pierre Bourdieu sobre el poder simbólico resuenan como un eco sombrío de la realidad. El silencio de las organizaciones, de los partidos políticos ante la aberración. Se inclinan ante un gobierno totalitario sin alzar la voz ni mover un músculo, aceptando las cadenas invisibles del dominio simbólico como si fueran una parte natural del paisaje social. Y aceptando, también, que avasallen las paredes de aquellas discusiones que habíamos saldado en el pacto democrático del ´83.

Imaginemos esta sociedad como un jardín donde las flores del pensamiento crítico han sido arrancadas y reemplazadas por maleza de conformismo. En este paisaje mental, el poder simbólico se entrelaza con las raíces de la normalidad impuesta, enredando a los individuos en una red invisible de significados preestablecidos.

Bourdieu nos invitaba a observar cómo los instrumentos de conocimiento y comunicación se convierten en herramientas de manipulación, esculpiendo una realidad conveniente que se presenta como inquebrantable, con un gobierno que instala temas a mansalva. En esta sociedad, la dominación se perpetúa no mediante la fuerza bruta, sino a través de la sutileza de los mensajes, creencias y normas que todos aceptan sin cuestionar.

Como espectadores pasivos en un teatro de ilusiones, nos encontramos inmersos en un mundo donde la verdad es moldeada por aquellos en el poder. Este dominio simbólico se disfraza de legitimidad, ocultando las verdaderas relaciones de fuerza que lo sustentan.

A estas alturas del siglo XXI, el poder simbólico se erige como una fuerza omnipresente, moldeando nuestras percepciones y acciones a través del discurso encubierto y los discursos aparentemente inocentes. Es la versión contemporánea de la "neolengua" orwelliana, que busca alterar nuestra historia e identidad a través de la manipulación lingüística.

Nos enfrentamos a la encrucijada de reconocer las sutiles manifestaciones del poder simbólico en nuestras vidas cotidianas y resistirnos a su influencia, o sucumbir al abrazo confortable de la complacencia. En última instancia, la elección es nuestra: ¿somos cómplices silenciosos de una realidad impuesta, o nos erigimos para desafiarla?

Licenciada en Comunicación Social, apasionada por las ciencias sociales pero también flasheo con la física cuántica. Relativizo todo. Me cuestan dos cosas: los títulos y los finales, pero a veces me ayuda chatGPT. Inquieta, curiosa e intensa (todo lo que veo como algo positivo). Mamá de una gata que llamé Isabel La Gatólica. Feminista y Radicheta.

Pierre Bourdieu - Foto: CEDOC